Dios salve a los guerreros que son fieles a su pueblo

Jul 14

Os dejo el texto de mi intervención en el Congreso Extraordinario de UPyD el 11 de julio de 2015

No vine por decirte (aunque también) que no volveré nuca, y que nunca podré olvidarte.
José Hierro.

Subo a la tribuna, en esta mi última intervención como vuestra portavoz, con emoción y con orgullo. Es para mi un momento importante, muy importante.
Empezaré por deciros lo que lo que no voy a hacer: no voy a despedirme.
Lo que si voy a hacer:

Lo primero que quiero hacer es daros las gracias.
«Me gustan más los sueños del futuro que la historia del pasado», dijo Jefferson. Pero hay sueños porque hay historia. Y vosotros sois los protagonistas; de mi historia y de nuestros sueños.

Tengo el inmenso orgullo de haber podido representaros, orgullo y agradecimiento por haber tenido vuestra confianza, vuestro respaldo, vuestro aliento. He compartido con vosotros estos siete años y medio largo; me lo habéis dado todo, me habéis hecho mejor persona. Vosotros, los afiliados, sois lo único imprescindible de UPyD.Gracias.

Sin vosotros, nada hubiera sido posible. ¿Os acordáis como empezamos?
En aquel pisito de soltero de la calle Orense. En el que todos compartíamos los despachos, en el que todos éramos voluntarios, desde el que abría la puerta, el que contestaba el teléfono o el que redactaba el programa electoral…Todos voluntarios.

Los voluntarios han sido claves en este partido, lo siguen siendo hoy.  Con ellos, gracia a ellos, salíamos a la calle a recoger firmas, porque para presentarnos necesitábamos miles de firmas. ¿Os acordaís que no teníamos dinero, porque ningún banco nos prestaba, e hicimos bonos? No solo hicimos bonos para que nos prestaran los ciudadanos, -que lo hicieron-, sino que denunciamos en rueda de prensa que los  bancos que no nos prestaban dinero a nosotros, que teníamos intención de devolverlo,  les condonaban las deudas a los partidos del establishment, a los que arruinaban España… Empezamos bien…

Vosotros, los afiliados de UPyD, habéis demostrado que sois gente generosa,  altruistas, valientes. Gente extraordinaria.

Me habéis acompañado, me habéis ayudado, me habéis respondido, me habéis querido. Os he visto hacer campañas sin un euro, sabiendo que era casi seguro que no saldríais elegidos; no solo esta última, en las primeras, en las segundas generales… En la primera, todos moviéndonos con un único objetivo: poner un pie en el Congreso, entrar. Desde Galicia hasta Melilla, pasando por el País Vasco, o Cataluña. Solo eso buscabais: que UPyD, que yo, entrara en el Congreso de los Diputados. No pensabais en vosotros, en vuestra acta, en vuestra circunscripción. Era el proyecto, era la gente a la que queríamos representar, era la emoción que sentíais que despertábamos, era la convicción de que éramos necesarios… Lo que nos une, era el lema. Era un “lo que nos une” que nos trascendía. Claro que nosotros estábamos unidos, pero hablábamos de España, de lo que nos une a los españoles. Por eso el cartel era un carnet de identidad: españoles todos. Lo que nos une era la ciudadanía.

Cada voto vale, dijimos después,  en la campaña de generales de hace cuatro años… Sabíamos que en muchas circunscripciones no íbamos a entrar. Pero queríais que el partido llegara al cinco por ciento, que tuviéramos grupo propio. Por eso en Murcia, en Salamanca, en Barcelona, en Cantabria, en Tenerife… hacíais campaña para los candidatos de Madrid con el mismo empeño que quienes la hacían aquí. No pensabais en vosotros; pensabais en la gente a la que queríamos representar.

Vosotros, los afiliados de base, las personas anónimas, esas a las que he visto en toda España, esas a las que no he visto nunca pero se que salen a la calle a repartir folletos con las caras y los nombres de otros compañeros, sois lo mejor de este partido, lo mejor de este país.

No me voy a despedir. No se puede despedir una de si misma. Y yo soy, ahora mismo, lo que vosotros habéis hecho de mí. Me quedo con un trocito de cada cosa que os he escuchado, de cada sonrisa, de cada lagrima que he compartido con vosotros. Sois grandes, sois extraordinarios. Si alguna vez os ofendí, en lo personal, de palabra o de obra, os pido perdón. Gracias por haberme elegido vuestra portavoz, vuestra primera portavoz, por haberme permitido representaros. Ese honor que me brindasteis  no me lo podrá arrebatar nadie, nunca.

Lo segundo que quiero hacer es reivindicar nuestra historia, porque es la vuestra y no debéis dejar que nadie os la arrebate, y mucho menos que os la reescriba.

Algunas cosas hemos hecho muy bien. Hicimos el mejor diagnóstico sobre los problemas de España: fuimos los primeros en describir y alertar sobre la crisis institucional, crisis política, la separación ciudadanos y políticos.

Acertamos en el diagnóstico y en las recetas, y lo hemos defendido con honestidad y coherencia en la plaza pública y en las instituciones. No elegimos el camino corto, elegimos el camino bueno. Y defendimos nuestras propuestas sin concesiones, con autonomía, con libertad.

Hemos impregnado la historia y el cambio político en España. Hemos sido los protagonistas. Pero no porque fuéramos los primeros, que eso pasa pronto. Sino porque les obligamos a cambiar, a incorporar en la agenda política cuestiones en las que nunca creyeron, que nunca defendieron pero que ahora mismo no se atreven a obviar. No se quien, creo que Katy, habló antes del feminismo. Pues es una cosa similar: la gran revolución del feminismo, el gran logro, es que quienes son aún machistas ya no se atreven a decirlo. Ese es el gran cambio que produjo su lucha, no solo las leyes, sino el cambio de mentalidad, lo más difícil de lograr. Pues eso mismo ha hecho UPyD con la historia de la democracia en España: impregnar de todas nuestras ideas toda la política de todas las formaciones, que al menos en la teoría, están dispuestas a abordar todos los cambios a los que hasta hace nada se negaban.

Hemos hecho, si, grandes cosas, cosas inauditas. Hemos demostrado que se puede formar un partido sin padrinos, con libertad. Hoy que todo está esponsorizado, la política y todo, nosotros demostramos que se puede hacer política sin espónsores, con autonomía política, con libertad.

Hemos demostrado que se puede hace política de otra manera. Que se puede hacer política pensando en los españoles en vez de pensar solo en el partido o en la próxima contienda electoral. Hemos demostrado en la practica que nos creíamos aquello que hemos repetido: que no somos sino un instrumento al servicio de los ciudadanos.

¿Cómo no estar orgullosos de haber marcado la agenda política de España, de haber introducido en ella todas aquellas cuestiones que nos propusimos cuando fundamos este partido?

Que a nadie se le olvide: fuimos nosotros, vosotros, quienes iniciamos desde  la Tribuna del Congreso  de los Diputados la Lucha contra la corrupción política.

Quienes dimos categoría política al cambio modelo de estado.
Quienes exigimos la radical Independencia de la justicia.
La eliminación de los aforamientos.
La eliminación del gasto superfluo.
La reforma de la ley electoral.
La fusión de municipios…
Todo lo que España necesitaba para salir de la triple crisis, política, económica y social.

Bien que lo hemos currado, bien que nos han zurrado por hacerlo. Pero ahí está: Nadie se atreve ya a no incorporar todas esas demandas en sus programas. Porque hemos  dado categoría política a lo que hasta que nosotros llegamos eran debates profesionales, académicos o ciudadanos. ¿Cómo no estar orgullosos?

No hemos tenido rédito electoral, pero si político. Hemos triunfado, si, porque nuestras ideas han ido penetrando y han cambiado el paradigma político en España como nadie lo ha hecho desde que hay democracia. Hemos demostrado que tenemos sentido de Estado, porque hemos hecho política pensando en las próximas generaciones. Sentíos orgullosos, es vuestro mérito.

Lo dijimos desde que nacimos: No nos  conformamos con cambiar el gobierno; pensamos que se debía  cambiar el régimen e, ingenuamente, creímos que se podía lograr en una generación. Y no era posible hacerlo en tan corto tiempo, la resistencias eran demasiado fuertes. Pero hemos ganado la batalla política, hemos provocado la gran revolución: que incluso los que no están de acuerdo en abordar esas reformas ya no se atrevan a decirlo.

Y, además, no hemos perdido la esperanza: porque no nos conformamos con alcanzar el poder cuanto antes y mucho menos a cualquier precio. Somos singulares, somos diferentes, somos libres. Por eso hemos podido hacer todas estas cosas de las que nos podemos sentir muy orgullosos. Nosotros no tendremos que desviar la mirada cuando nuestros hijos o nuestros nietos nos pregunten qué hicimos cuando España vivió esta crisis política, de valores; nosotros levantaremos la vista, les miraremos a los ojos y les   diremos: mantuvimos la integridad y  libramos la batalla. Lo hicimos, y lo seguiremos haciendo, porque tenemos una gran ambición de país, porque queremos una España mejor para nuestros hijos, porque no nos resignamos con que el poder pase de mano, porque aspiramos a cambiar la esencia misma del poder. Lo hicimos y lo seguiremos haciendo porque nosotros somos UPyD.

Hoy que se ha citado tanto a Fernando Savater, quiero hacerlo yo también. Por cierto, un recuerdo especial a él que aún viviendo una situación dolorosa y complicada se acuerda de la familia magenta, algo que solo es propio de los hombres grandes como él.

Fernando Savater escribió un artículo que viene a cuento en un momento bien duro, en el 2001, cuando todos se empeñaban en decirnos que  los constitucionalistas, los de Basta Ya, habíamos perdido definitivamente la batalla y que habíamos de rendirnos a los partidos dominantes, porque aunque el constitucionalismo tuvo un excelente resultado no pudo llegar al Gobierno. Se titulaba ¡Viva el perder!

Fernando repasa en ese artículo todos los éxitos del constitucionalismo, desde haber frenado el Plan Ibarretxe hasta haber conseguido que el PP/PSOE firmaran el acuerdo por las libertades y contra el terrorismo. Recuerda como por primera vez la gente salió a la calle unida y para sentirse mayoría, no solo para llorar tras un funeral. Recuerda que la sensación de fracaso se debió, sobre todo, a que en nuestras mentes había anidado la esperanza. Y nos animaba a seguir resistiendo. Dejadme que os lea su último párrafo:

«Sentirse animado o desanimado ahora es ya cuestión de carácter. Comprendo muy bien a los que, ante el olor y el color de lo que han sacado a flote estas elecciones, sienten la tentación de tirar de la cadena y marcharse dignamente. Pero yo prefiero acordarme de aquel ácrata, ‘tipógrafo que fue de La Moderna’ en el bello poema de Félix de Azúa, que gritó ante el pelotón de fusilamiento: ‘¡Viva el perder!’. Y permanezco junto a los que siguen jugando, aun sabiendo que hay tantas cartas marcadas. A los acomodaticios, a los resignados, a los amonestadores que todo lo adivinaron antes que nadie pero procuraron decirlo después, a quienes nos preguntan: ‘¿Habéis aprendido la lección? ¿Os arrepentís?…’, les responderemos la palabra sagrada con la que empieza la libertad: ‘¡No! Claro que no’.»
http://elpais.com/diario/2001/05/25/opinion/990741616_850215.html

Nosotros también hemos aprendido a decir NO. Hemos dicho NO a la comodidad;  y hemos dicho SI a la grandeza de todo lo que hemos hecho y de todo lo que podremos hacer siempre que mantengamos lo sustancial, lo que no es negociable: limpieza en los procedimientos y firmeza en los principios. Demostremos que somos dignos de la confianza que depositaron en nosotros los ciudadanos  españoles que nos votaron, los que nos piden que sigamos adelante. Démosles, a ellos y a todos los que crean que este proyecto merece la pena, la oportunidad de volvernos a elegir.

Yo también quiero recordar aquí nuestro primer acto político. En aquella ocasión, en setiembre de 2007, os hable por vez primera como vuestra portavoz. Y habléé de Kavafis y de Itaca. Ahora que lo hago por última vez también quiero citar a Itaca y a Kavafis. Aprendamos de cada etapa; disfrutemos cada una de las que hemos vivido. Recordemos los rostros de los amigos, de los ciudadanos que se nos acercan, de los que nos animan, de los que nos piden que sigamos…

Os dije que no me iba a despedir, y no lo haré. Aunque quiero citaros un poema de José Hierro, que me gusta mucho: “No vine sólo por decirte, aunque también, que no volveré nunca; y que nunca podré olvidarte”. Yo nunca podré olvidaros.

Itaca es el viaje, todo el merece la pena ser vivido. Y acabo con la frase  con la que me siento más identificada, solo por detrás de la palabra LIBERTAD: Dios salve a los guerreros que son fieles a su pueblo.

Gracias…y adelante. Muchas gracias.

 

 

 

 

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