Así no se hace país
Sep 12
Artículo publicado en catalán (Nació Digital 12/09/2014)
Desde que empezó esta locura secesionista en la que los ciudadanos pasaron a ser considerados por sus propias instituciones autonómicas meros siervos al servicio de una causa «sagrada», la independencia, la Diada ha dejado de ser una fiesta de todos los catalanes para convertirse en una manifestación que quiere visualizar un país dividido entre buenos y malos catalanes.
Quienes organizan directamente esta manifestación, ANC y Òmnium, lo expresan con toda claridad pues convocan únicamente a los catalanes independentistas, con lo que quedan excluidos quienes no comparten una ideología tan legítima como particular. Pero lo verdaderamente grave e inaceptable en democracia es que esa reivindicación excluyente sea apoyada, impulsada y financiada por las autoridades catalanas; porque no puede haber perversión democrática mayor que un Gobierno dedicado a fracturar la sociedad a la que debe servir.
Mientras millones de catalanes se ven menospreciados y estigmatizados por el Gobierno de la Generalitat, éste ha decidido ser el gobierno de unos catalanes contra los otros catalanes. Los mismos gobernantes, los mismos partidos políticos, que han impulsado los recortes sociales en sanidad, en educación, en la prestación de los servicios públicos, quienes han provocado el incremento de la injusticia y la desigualdad en Cataluña, se afanan en recortar ahora la propia ciudadanía.
El propio Mascarell, Consejero de Cultura, tildó de negacionistas a los catalanes que se oponen el relato oficial de que la Guerra de Sucesión fue una guerra dinástica… Nunca creí que íbamos a tener que recordar a un miembro de un gobierno democrático que el negacionismo está calificado como delito en todos los países que más directa y profundamente sufrieron la tiranía nazi. Que un miembro del gobierno de Cataluña utilice ese calificativo para estigmatizar y señalar a los catalanes que discrepan da la verdadera dimensión de la herida que están abriendo, que ya han abierto, entre aquellos a los que todo gobierno tiene la obligación de proteger.
Por eso digo que así no se construye un país de ciudadanos libres. La democracia es inclusiva, no obliga a nadie a renunciar a una parte de su ciudadanía. La democracia no empequeñece los derechos de los ciudadanos; la democracia los amplia y protege, no los mútila ni los recorta.
Hoy ha habido una manifestación muy numerosa pero muy cerrada en Barcelona en la que se pedía la ruptura de la convivencia entre conciudadanos; y ha habido una concentración abierta en Tarragona, convocada por SCC, en la que se ha puesto de manifiesto que hay otra Cataluña que es plural, que vive el presente y que piensa en el futuro. Una Cataluña que se proclama de todos en una España plural y en una Europa integradora.
Ojalá el próximo año me inviten a escribir otra vez en estas páginas y pueda hacer desde ellas un relato diferente. Ojalá en el 2015 la Diada vuelva a ser la fiesta de todos con todos.
Rosa Díez
Portavoz de Unión Progreso y Democracia (UPyD)